Puñetera manía que tiene la gente de joderse y castigarse si no es perfecta. Somos humanos y sentimos las cosas en la piel: temblamos, nos duele y lloramos, y cometemos mil y una cagadas cada día. (Bueno, cada semana, que mil son muchas... :-D)
Vale tener autoexigencia personal, valerse, hacerse valer con uno mismo y luchar por ser mejores personas... pero si metemos la pata es normal, joer. ¿Quién te ha dicho que por tu valor humano no te puedes permitir ni una flaqueza, ni una debilidad, ni un error? ¿Quién ha sido el cabrón?
Si, de acuerdo: eres lo máximo, eres lo mejor, eres de primera clase, llevas toda la vida en un continuo aprender y mejorar y asimilar y enriquecer... pero vives y sientes o te dejas llevar o te sueltas, o improvisas, o bajas la guardia.... en fin, te equivocas. Y de nuevo martillea desde dentro de tu cabezota el maldito angelito del carajo: "fallaste, pibe: Eres lo peor". ¿Quien aguanta eso minuto a minuto? porque además la gente que te rodea te verá bien, como es lógico, y terminas diciéndoles que no te mientan, que sabes bien como eres, que eres un desastre... y les dejarás flipando. "Ya está el agonías", dirán.
Porque es que nos pasaremos así la vida, calculando para no meter la pata, y castigándonos cuando la metamos (porque la meteremos inevitablemente). Los errores sirven para aprender, pero cuando la vida pasa y aprendemos de ellos, aparecen situaciones nuevas y errores nuevos consecuencia de esas nuevas situaciones. Y nunca se acaba.
La sabiduría tiene la fea costumbre de huír de su posible aplicación práctica, y mañana pasará algo que te pida saber lo que aún no sabes. Y cuando lo sepas, ya no hará falta, porque ya será mañana, con su nuevo reto por delante. Hoy aprenderás lo que deberías haber sabido ayer.
No quiero hacer una exaltación del dejarse llevar, del "no pasa nada", del "nadie es perfecto, así que a cagarla", etc... Es normal y constructivo ser exigente con nuestra calidad como persona, con nuestra personalidad. Nos queremos, nos hemos hecho día a día bien hechos y nos jode fallar. Pero la revisión ha de hacerse sin machacarse, joer. Hay que mirar pa'lante, y asimilar lo que nos pasa de forma "automática" para no tropezar de nuevo. Hay que exigirse, pero dejando clara una cosa básica: la meta de ser perfecto, si es que la hay, es ser feliz. Si no lo eres, déjate de gaitas y vive. Cágala con cuidadín. Baja a la tierra.
¿Cuando diablos me aplicaré el cuento? :-) Ramón, eres lo peor. :-D Un día pillo al miserable angelito éste y le obligo a escucharse enterito un disco del Fari. ¿Eres lo peor? ¡Anda ya! :-D